PENSAMIENTOS
A LA DESPREOCUPACIÓN
La DESPREOCUPACIÓN, esa característica que a algunos padres arropa, movida por el EGOÍSMO, sustentada en la pobreza de las RESPONSABILIDADES y en la vaguedad de las PRIORIDADES, está hiriendo de muerte a sus hijos.
Engañados estamos si creemos que la FELICIDAD se consigue administrando CAPRICHOS, REGALOS, cual PÍLDORA que soluciona cualquier mal.
Pequeños dictadores infelices creáis; grandes bebés, que cuando se les niega lo que creen que son sus derechos, se revuelven en el suelo chillando, gritando, pataleando, escupiendo verbales espumas como si de rabia estuvieran enfermos.
Impotencia y enfado descomunal me produce el ABANDONO de esos progenitores. ¿Padres? NO, la palabra "madre" y "padre" conlleva mucho más que engendrar a un hijo, consiste en ¡EDUCAR!; en proporcionar CARIÑO, aunque en el intento se vaya la PACIENCIA. Al fin y al cabo agradecemos (tarde) a los padres la labor que han hecho para que nosotros seamos FELICES (como decía Arístóteles en el Nicómaco la FELICIDAD es el fin supremo del SER HUMANO)
Mi labor en el aula no consiste en ser MADRE, si no el de ser MAESTRA: reforzar esas virtudes (según la visión aristotélica) que desde la más tierna infancia se aprenden en el ámbito familiar, hacerlas florecer y resplandecer en las relaciones sociales en una pequeña sociedad que es la Escuela.
No nos dejen toda la RESPONSABILIDAD de sus hijos: el periodo escolar es BREVE, sin embargo la VIDA puede llegar a ser una ETERNIDAD.
LA TEMPESTAD DEL ALMA
El cielo de mi alma está encapotado lleno de grises nubes cerradas
que no dejan ver la clara luz.
Mi ser es un frágil barco en una eléctrica tempestad en medio del
temerario océano: furiosas olas desean devorar a la nave de papel, los látigos
luminosos de la noche juegan cruelmente intentando hacerlo naufragar, las
oscuras criaturas marinas de brillantes ojos esperan, entre las turbulentas
aguas, que el navegante se deslice horrorizado por la destruida borda para que
su corazón les alimente proporcionándoles la energía de su vida.
Deseo gritar y aunque lo hago, mi grito se queda como en el famoso
cuadro, congelado, no llega a producirse, se ahoga, no sale al exterior para
ser el bálsamo, el céfiro que esfume la trágica tormenta.
Me siento en una urna de cristal invisible, dentro de la cual el
tiempo pasa despacio, torturando el ser con esa triste amargura que a veces florece como la mala hierba, causada
por las retorcidas alma
TRISTEZA
Esta noche me siento triste. Las gotas de lluvia resbalan
melancólicamente en el cristal de la ventana de mi alcoba como lo hacen las
lágrimas en mi rostro.
Morfeo tarda en venir en su caballo alado, mientras Psique se
pasea inquieta en la sala sombría del palacio de la mente, incrementando el
sonido nervioso de sus pisadas a través del eco producido por las frías y
húmedas piedras que chocan en las oscuras bóvedas, siendo un tic tac torturante
de un tiempo extremadamente lento.
Soledad, tremendo castigo en las celdas de la vida...me siento
ahora como el prisionero del famoso romance anhelando el mes de Mayo y su calor
a la vez que odia su cárcel pétrea en la torre de la fortaleza por culpa de la
injusticia.
El florido y cálido mes eres tú, es tu abrazo, son tus besos, tus
dulces palabras y tu mirada, la luz que lo ilumina. Necesito el sosiego de la
libertad que es entera tu persona, el estar a tu lado revive mi alegría como el
líquido elemento resucita a la alicaída flor.