FEVER



La estación estival invita al ser humano a caer en la tentación de los placeres.


La noche se convierte en un peligroso embrujo en el que la luna ejerce su perfumada atracción, felinas miradas brillantes en cualquier rincón que provocan un excitante magnetismo, sigilosos pasos de pantera invisibles que atrapan suavemente a sus inocentes victimas, inflamándolas, surgiendo en sus cuerpos llamas, fuego...FIEBRE en su piel.

Julia se disponía a salir esa noche...le esperaban unas horas de desenfrenada fiesta en una afamada discoteca de la ciudad...baile, risas y alguna que otra copa y quien sabe si algo más..."Cosas del destino", pensó.

Una mínima falda de piel negra, camiseta sugerente que moldeaba sus curvas, unos impresionantes tacones calzados en unas botas de caña alta que convertían sus piernas en interminables y una negra melena de aspecto felino que combinaba con un maquillaje impactante que intensificaba sus ojos de gata, eran sus señas de identidad en la oscuridad.
Su caminar era cimbreante, sensual, cadencial y su imagen imponente...dejando a su paso invisibles y misteriosas huellas en todos aquellos que la miraban.

En la iluminada pista, ella se dejaba llevar por el ritmo frenético de la música que en aquel momento sonaba, intensificado al cerrar sus ojos...su morena piel brillaba húmeda por el calor al mismo tiempo que por la luz indirecta de los focos…

Un hombre vestido elegantemente de negro y cubierto su rostro por un antifaz...se acercó a ella uniéndose al baile...
Sus manos se posaron en la cintura de ella...el pecho de él rozaba la espalda de Julia y su cuello comenzó a ser suavemente besado por los labios del hombre de la máscara.

Ella intrigada se giró para encontrarse con el hombre frente a frente...no vio su rostro...solamente unos magnéticos ojos azules y una boca creada para besar y ser besada...
Julia le miraba hipnóticamente, dejándose de nuevo acariciar por sus labios, esta vez en su jugosa boca mientras que sus cuerpos bailaban rítmicamente...

Tras el baile, el hombre del antifaz tomó una de las manos de ella, encaminándose hacia la salida del local…
Él, de su bolsillo, sacó un pañuelo de aspecto sedoso y resbaladizo del mismo color que la ropa que vestía y suavemente, tras un largo beso, ocultó los ojos de ella como una dulce y misteriosa niebla…

Julia se dejó llevar por el hipnótico caballero. Se introdujeron en un coche, en el asiento posterior. Ella se percató que él ya no llevaba antifaz al acariciar su rostro, intentándolo ver a través de sus dedos, que minuciosamente aprendían el tacto de cada rasgo.

Se dejaba adivinar una cara atractiva, de estructura de Apolo griego… ella deseaba quitarse el velo que tapaba su mirada para observar a esa escultura griega, sin embargo el hecho de no poder verle le producía aún más morbo.

De repente, un tacto frío y húmedo a la vez que jugoso se posaba en los labios de ella, algo se derretía al contacto con ellos…
Un hielo se deslizaba por el rostro de Julia e incendiaba los rincones más sensibles del mismo…solamente se paseaba por las zonas desnudas de su piel…

El húmedo cristal ascendía desde la media pierna, recorría sus rodillas, hasta el inicio de sus muslos…
Unos dedos traviesos, ardientes al contacto con su piel, acariciaban desde el cuello hasta el valle de sus senos, provocando en el  vertiginoso escote de Julia un placer sublime,  produciendo en sus cuerdas vocales, los primeros suspiros de deseo.

Los labios de ella se guiaban por la cálida brisa del aliento del misterioso hombre…acercándose sedienta a los labios de él, que retiraba juguetonamente, produciendo una atractiva risa, provocando en la joven más morbo.

Unas manos hábiles se deshicieron de las altísimas botas…Julia comenzó a sentir húmedas caricias en sus delicados pies, derritiéndose al momento, mientras la boca masculina ascendía recorriendo lentamente la planta del pie, el talón, el tobillo…

Cada caricia aumentaba el fuego y la impaciencia… deseaba arder con él…los suspiros que su sensual boca exhalaba eran cada vez más insistentes…
Los labios del hombre misterioso habían recorrido ya sus rodillas sensualmente dibujadas por el rastro húmedo de su lengua y recorrían lentamente la cara interna de sus muslos, aumentando su temperatura corporal y anímica.

Julia le sintió tan cerca que la humedad que residía en su femineidad fue aumentando, aún más cuando una caricia de una mano de él  se escondió tras su escasa pieza inferior de su ropa interior…


Ropa que los dedos del misteriosos hombre de ojos claros deshicieron provocando que la prenda se deslizara por las largas piernas de Julia.

Ella entornó los ojos, aún cubiertos por el sedoso pañuelo, al sentir cercano, a la orquídea de la pasión cubierta por un excitante rocío, el cálido aliento de la boca masculina, que, como traviesa mariposa, empezó a libar el néctar de la atractiva flor, provocando encendidos suspiros extasiados.


Las manos de ella, acariciando el cabello de él, suplicaron la caricia de sus labios en los de Julia, las cuales aprovecharon, en la oscuridad del velo, el desnudar el torso y sentir la calidez de su pecho en contacto con su piel.


Las suaves yemas de los ligeros dedos de ella, recorrieron su amplia espalda produciendo en él escalofríos, provocando en el misterioso hombre incendios, deseando arder en el fuego que ella producía.

Entre beso y beso, entre caricia y caricia, sus bocas jugaban al escondite por sus cuellos, produciendo chispas consiguiendo acelerar los acontecimientos.
Las manos de Julia, hábilmente, se deshacían del cinturón de él, paseándose en el trayecto por la creciente excitación sobre la tela del pantalón.

Lentamente, desabrochó el botón de la prenda, volviendo a acariciar el fuego para luego descender la cremallera, deleitándose en la acción; mientras él desanudaba la seda que ocultaba la mirada de ella, Julia deslizaba el pantalón por sus piernas, a la vez que mantenían las miradas...

Julia, teniendo cercana la sedosa tela que la había quitado la visión por unas horas, la agarró con el fin de hacer lo mismo que hizo el Apolo de ojos azules que ahora mismo ardía en deseo.

La posición de ellos en el vehículo se tornó contraria ahora. Él se encontraba sentado, vestido únicamente con un boxer oscuro y con los ojos vendados; ella se deshizo de su camiseta para posteriormente utilizarla como unas improvisadas esposas al atarla en las muñecas de él.

Julia se sentó ahorcajadas sobre él...la humedad de ella traspasaba la tela de la única prenda que quedaba en el cuerpo masculino, consiguiendo que el incendio fuera mayor.

La piel semidesnuda de ella rozaba el torso del hombre misterioso, ardía al contacto. El hombre deseaba acariciar la cálida suave piel de ella, deseaba deshacerse de la tela que aun quedaba y que ocultaba sus senos.

Anhelaba, pero no podía...sus manos estaban presas y cada vez que tenía oportunidad de acercarse, Julia lo alejaba... abrasando insistentemente el ánimo de él.

Solamente ella podía acariciarle, besarle, lamerle y morderle a su antojo... recorrer su cuello, los lóbulos de sus orejas, deleitarse en sus amplios hombros, deslizar sus finos dedos por su abdomen, detenerse con pasión en el ombligo y sus aledaños...


Julia, deslizándose por sus piernas, descendió el boxer masculino.
La palma de la mano de ella comenzó a acariciar la cumbre del excitado volcán...provocando sísmicos suspiros en el hombre...incrementándose cuando los labios de Julia lo rozaron y su lengua comenzó un travieso baile en él...recorriendo toda su superficie...

Al notar que el deseo había llegado a su culmen...ella liberó las manos y la clara mirada de él.
Con aplomo los brazos de él, ascendieron a Julia, sentándola de nuevo en los muslos del hombre...

Los dedos ágiles consiguieron deshacerse de la prenda superior... su boca y sus manos suave pero lascivamente se posaron en los senos de ella, mordisqueando sus excitados pezones, mientras ambos sentían el fuego provocado, dejándose oír los primeros suspiros de pasión, incrementándose a lo largo del frenético baile de sus cuerpos.

Comentarios

Hyeraetus ha dicho que…
Sin duda uno de los mejores, espero que os sigas surtiendo de tus intensas historias y así poder dejar volar la imaginación.
caperu ha dicho que…
Muchas gracias por tus palabras y bienvenido o bienvenida a este rincon de la red

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