EL DESEO DE UN DIA DE VERANO
Nuestro encuentro se produjo en un día cálido de julio, en una
ciudad de la costa mediterránea.
Me esperabas alrededor de las once en la estación de
ferrocarril....esa era la hora aproximada de la llegada de mi tren que procedía
de Madrid.
Mi asiento se encontraba al lado de una de las ventanillas del
vagón en el que viajaba, lo que me permitió observarte mientras aguardabas
mi llegada.
Llevabas un pantalón de lino y una camisa tipo oriental
en tonos claros...parecía un vestuario cómodo y ligero para el
calor húmedo que se sentía en el ambiente. Ese vestuario resaltaba tu tono
bronceado y tu mirada color ámbar.
Mirabas con curiosidad los compartimentos con el fin de
adivinar en dónde podría estar, a la vez que hojeabas la prensa del día.
De repente, antes de descender del tren, nuestras miradas se
encontraron a través del cristal....el solo hecho de perderme en tus pupilas,
me produjo una eléctrica descarga en todo mi cuerpo.
Te acercaste a la puerta, me tendiste una mano y me ayudaste a
bajar... no llevaba mucho equipaje, simplemente una pequeña maleta de fin de
semana.
A pesar de la aglomeración de gente que había para salir del
tren...esos segundos transcurrieron lentos y en una burbuja maravillosa en el
que estábamos los dos sin importarnos el resto del mundo...el tacto de nuestras
manos, nuestras miradas, nuestras palabras eran sensaciones intensas que nos
aislaban en un oasis.
Ya en el andén nos saludamos...titubeantes: "¿dos besos en la
mejilla o un beso en sus labios?", pensamos ambos.
Optamos por un saludo formal...de dos amigos que hace mucho tiempo
que no se veían, pero sentíamos en ambos esa tensión acelerada que produce el
deseo...
"¿Te apetece tomar algo?" me comentaste, antes de
acompañarme al hotel...
Nos sentamos en una terraza próxima....escogiste la mesa más
apartada...y antes de sentarte....sin avisar, desprevenida, me besaste....con
decisión....me adapté a las caricias de tus labios en los míos y al baile de tu
lengua en mi boca...
Te pusiste a mi lado....
Tras pedir las bebidas al camarero....saciamos furtivamente
parte de la sed de nuestro deseo...acariciaste mis piernas desnudas,
desde el tobillo hasta el muslo, que se encontraba en el
refugio de mi falda...mis labios buscaban tu boca y mis dedos, tu nuca, para
regalarte un prólogo de placer...entre mimo y mimo, nuestras manos descubrían
las zonas erógenas del cuerpo de ambos que, incluso, por encima de la ropa nos
activaban.
Decidimos dirigirnos al hotel...tu brazo en mi cintura y a
cada dos pasos un nuevo beso...
Llegamos a nuestro destino...nos registramos....subimos a nuestra
habitación. Nuevamente, en el ascensor, nuestros cuerpos se unieron como
imanes...provocando chispas de una anunciada pasión.
Una voz metálica anunció que nos encontrábamos en la planta
elegida y nos despertó del sueño de besos en el que nos encontrábamos
sumergidos...
Nos dirigimos velozmente a nuestra
habitación...entorpecido, placenteramente, el camino, por tus
manos traviesas en mi cintura debajo de mi blusa que ascendían sin remedio
hacía mis senos, tus labios recorriendo mi cuello y tus dientes mordisqueando
suavemente mis orejas. Al mismo tiempo yo respondía rozando tu pantalón,
sintiendo tu excitación cada vez mayor...bajando tu cremallera...introduciendo
mi mano y sintiendo tu sexo húmedo por encima de tu boxer.
Abrí nerviosa y excitada la puerta, la tarjeta del dormitorio
parecía ponerse en contra mía....mientras sentía el calor que desprendía tu
cuerpo y el aliento de tus susurros diciéndome que me deseabas.
Cuando cerraste la puerta....nos arrimamos a una pared, me
abrazaste....y comenzamos a comernos a besos.
Cada botón de mi blusa parecía que ardía y tus dedos ágil y
lentamente me los iban desabrochando, disfrutando cada cm de piel que se
descubría...
Sin embargo, preferiste no deshacerte de ella....
Me descalzaste de mis sandalias....besando, lamiendo y acariciando
mis pies: los dedos, el empeine, el tobillo....
Tus manos rozaban mis piernas ascendiendo sigilosamente por debajo
de mi falda...aquello me estaba volviendo loca.
Al llegar tú a la altura de mis muslos....deje deslizar mi
falda...
A la vez que esta descendía, te
retiraste... alejándote para observar mi imagen...: una camisa
desabrochada en la que se dejaba entrever mis pechos cubiertos aún por mi
encajada ropa interior de color de la noche y unos mínimos centímetros de tela
que obstaculizaba la llegada a mi encendido lago...
Quisiste volver a mi calor, pero cuando estuviste lo
suficientemente cerca para oír mi susurro....te dije: "Acuéstate".
Me miraste extrañado, mientras mi expresión denotaba un aire
travieso y provocador, deseaba excitarte al máximo haciéndote sufrir un
poquito....
Te tendiste en la cama...tu mirada tenía un interrogante de
sorpresa y fascinación en el momento que me situé al borde del lecho,
de espaldas a ti....
La blusa era corta lo que se dejaban ver parte de mis nalgas...
Sin apenas darte cuenta me estaba desnudando sensual y lentamente
para ti.....las cortas mangas de mi camisa se deslizaban por mis brazos
dejando mis hombros y mi espalda al descubierto...mientras tú ya te habías
deshecho de tu camisa....demasiado fuego poseía tu piel y tu deseo se
acrecentaba....necesitabas que estuviera ya entre tus brazos....
Uno de los tirantes de mis hombros fue descendido lentamente,
posteriormente el otro...mis manos desabrocharon los corchetes....del
sujetador...que posteriormente lo deje caer, como si del guante de Gilda se
tratara.
Mis dedos pulgares, a la altura de las caderas, se introdujeron
entre las tiras de mi escasa pieza inferior...provocando su descenso...mientras
mi tronco se fue yendo hacia delante conforme la prenda trascurría por el
camino de mis piernas...mostrándote mi humedad.
Nada más incorporarme, sentí el calor de tu pecho en mi espalda,
tus manos en mis senos y una acusada excitación rozando mis nalgas....tu
pantalón y tu boxer habían volado en el transcurso del particular
"streptease"...
Mis manos buscaron tu fuego mientras me bañabas en besos,
caricias y mordiscos en las zonas de mi cuerpo más vulnerables al placer....aún
yo estaba de espaldas a ti...
"Siéntate en la cama", me susurraste....te hice caso y
fui dejando caer mi espalda en las sábanas...y de nuevo, esta vez entre mis
piernas, comenzaste el ascenso hacía el rincón más ardiente de mi
anatomía...desde mis muslos, dedicándoles la humedad de tu lengua en la parte
interior de los mismos, en mis ingles...besándome la suavidad de mi monte de
Venus....para introducirte en el surco del río del placer.
Tu boca quiso probarme...tu lengua exploraba mis labios, mi
clítoris y mi abismo...todo ello empapado....
Tus dedos deseaban hacer lo mismo....introduciéndose en
mi....mientras suspiraba y gemía al sentirlos dentro.....me diste a probar el
líquido que emanaba a través de un beso y tu hiciste lo mismo, pero pidiéndome
que sumergiera los míos en ese mar en el que había convertido mi deseo y que
los entregara en tu boca.
¡Estaba tan excitada!..."Métete en mí", te supliqué...
Entre tus manos cogiste tu sexo, te bañaste en mi mar
durante un tiempo...el roce hizo que nos estremeciéramos de placer
ambos...
La cumbre de tu volcán comenzó a entrar en mi interior, lo que
produjo que arqueara todo mi cuerpo, tensándome debido a las sensaciones que
provocabas.
Descansaste sobre mí...mientras te sentía más y más profundamente.
Los movimientos de nuestras caderas era acompasado, pero el ritmo
empezaba a ser frenético...nuestras respiraciones agitadas y entrecortadas; y
de fondo sonoro nuestras voces pidiéndonos más....interrumpidos por el baile de
nuestros labios.
Mi ser empezaba a vibrar, a convulsionarse de placer...necesitaba
gritar....mis uñas se clavaron suavemente, pero con tensión, en tu espalda…manteniéndome
elevada, cesando tu apasionado movimiento y disfrutando de tu lava
derramada en mis profundidades.
Tu cabeza cayó exhausta en mi pecho...escuchando los latidos de mi
corazón agitados. Nos besamos, y volviste a acurrucarte en mis senos.... mientras
mis dedos acariciaron tu nuca y tu espalda.... relajándonos.
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