I JUST WANNA MAKE LOVE TO YOU



Dos desconocidos, tu y yo, en un tren, exactamente en un coche cama que se dirigía a Barcelona...
No recuerdo la hora en la que me subí al ferrocarril... serían las ocho de la tarde....y a pesar de ser  principios de mayo, el calor era intenso...

Vestía un largo vestido de tirantes blanco, con unas grandes flores pintadas...me resultaba lo suficientemente fresco y cómodo para el viaje.
Me fui perdiendo entre los vagones hasta llegar a mi cabina, deposité mi equipaje y encendí mi mp3 y comencé la lectura de un libro, adquirido para la ocasión.

Me encontraba tan sumergida en la novela, que prácticamente no me di cuenta que se acercaba la hora de la cena...

Brevemente me arregle delante del espejo y me dirigí hacia el vagón restaurante...
Al entrar observé que pocos eran los comensales que se encontraban en ese momento, lo que resultaba agradable.

Tu mesa se encontraba al principio de la sala, pasé cerca de ti... lo suficiente para sentir el roce del suave tejido de mi vestido en tu brazo desnudo y el ligero perfume que desprendía mi piel... Esto te hizo seguirme con la mirada...adivinando las formas que se sugerían a través de la blanca tela...

El camarero me propuso acomodarme en una mesa que estaba situada al lado de la ventanilla...me senté en una silla de tal modo que tú y yo nos mirábamos.
Pedí mi menú, ligero debido al tiempo. Mi timidez y mi distracción no me permitían fijarme más allá del oscuro paisaje iluminado por luna llena....

En cambio, tú, mi querido desconocido, devorabas con tus  cálidos ojos todas mis acciones...mis labios al beber, el movimiento de mi boca al comer....e incluso el desfiladero entre mis senos que insinuaba mi ropa.
Tras unos minutos, sirvieron el postre...una pequeña copa de delicioso helado de chocolate belga. Es ahí donde descubrí tus asombradas miradas furtivas:
...en mi primera cucharada… lentamente saboreada, dejando en el cubierto parte de la refrescante ambrosía para volver a repetir tan deseado gesto....

En pleno éxtasis de mi rostro, nos encontramos, nos quedamos extrañamente petrificados; sin embargo, fue algo fugaz ya que volvimos a nuestros pensamientos.
Me empezaba a gustar la idea de poder seducirte, a modo de juego ya que me resultabas enormemente atractivo.

Mientras pagabas la cuenta de tu cena...me dediqué a observarte...mientras disfrutaba del helado...
Antes de irte volviste a clavar en mí tu mirada...
Era el último bocado del refrescante chocolate que saboreaba en mi boca...que lenta y sensualmente degustaba a través de una traviesa lengua, manteniendo la intensidad de tus ojos.
Tras la cena, me volví a perder en el laberinto de portezuelas de los vagones en los que se encontraban los dormitorios, buscando mi cabina.

Al entrar en ella, sentí una bocanada de calor, con lo cual decidí desnudarme para vestirme de nuevo con algo más fresco para dormir...un corto camisón negro de raso de tirantes...nada más (prescindir de ropa interior en la noche era algo habitual).
Me recosté en la cama, aún sin las sábanas cubriendo mi cuerpo...encendí mi mp3 e intenté continuar mi lectura, sólo fue eso intentar, porque aún en mi mente tenía tus cálidos ojos devorándome mientras saboreaba mi postre...

"¿Dónde estarás, atractivo desconocido?", pensé...

En la habitación de enfrente, un hombre joven (su edad se encontraba dentro de la treintena), de rasgos atractivos y vestido informalmente para el viaje, entraba...dejándose caer en el colchón.
Su ánimo se encontraba poseído por la visión de una mujer, de la cual no conocía nada de ella.
Fue su vestido translúcido insinuante, su piel, su mirada, sus labios y esa manera de degustar un helado tan erótica...lo que le encendía y acrecentándose más conforme la recordaba...
"¿Cuál será su dormitorio?", pensó, mientras él se ponía el pijama...

Alguien picó la puerta y le despertó de esa ensoñación.
Entre pensamiento y pensamiento, a cada cual más excitante  (porque no cabía duda de que esos ojazos me habían seducido de tal manera que te estaba empezando a desear), mi hilo musical se quedó mudo y ¡qué casualidad! no tenía batería de repuesto.

Me puse una bata ligera, lo suficientemente discreta para no llamar la atención por el pasillo y decidí ir en busca de una pila para mi reproductor de mp3.
Probé suerte con la cabina de enfrente....
Él se cubrió con un batín ya que no le había dado tiempo ponerse la camisa de su traje de noche:"Un momento", dijo.
Abrió la puerta y miró asombrado a su interlocutora en aquel momento.
Tu cabina quedó abierta y allí estabas tú…con sorpresa mantuvimos nuestras miradas...

"¡Hola! Perdón por la molestias, ¿no tendrías una pila de repuesto...para mi mp3, por favor?", dije
Mientras te preguntaba, tú me observabas minuciosamente...mi rostro, la bata a juego con el camisón, mis piernas prácticamente desnudas intuyendo que es lo que se podía esconder más arriba, cierto escote que se dejaba entrever...

Te diste la vuelta buscando lo que te había pedido...estabas nervioso y algo en el pantalón empezaba a arder.
Cerré la puerta silenciosamente... el verte en ese estado de aceleración a la vez que cohibido provocaba en mí aún más deseo.

Mi bata se deslizó entre mis brazos, quedándome únicamente con el camisón, me acerqué a ti...tu espalda sentía el calor de mis senos...
Lentamente mis manos se deshicieron de tu bata...
Mis labios comenzaron a acariciar tus hombros y tu espalda.
Te giraste...nuestros ojos lo decían todo...y sin dejar de mirarnos, tus dedos descendían suavemente los tirantes de mi ropa.

Tras esto y antes de que lo que me cubría cayera al suelo, tu boca comenzó saborear cada centímetro de piel que ibas descubriendo: mi boca, mi cuello, los lóbulos de las orejas, mis hombros...
Sentía en mí tu incendio, sólo me separaba tu pijama.
Estábamos abrazados, aún semivestidos...tus manos impedían que el camisón se cayera a pesar de estar sin los tirantes.

A pocos centímetros se encontraba tu cama en la cual me recostaste...y, como un niño con un regalo envuelto, tus dedos terminaron de deslizar, por mi cuerpo, la resbaladiza tela, sintiendo unas placenteras cosquillas a la vez que un enorme incendio me provocabas con tu cálido aliento.
Me incorporé, completamente desnuda, sentándome en el borde las sábanas...deseando liberar tu tensión de la prisión de tu pantalón.
Sonreí traviesamente mientras te miraba, pidiéndote en ella que me besaras.
Mis dedos se acercaron a tu cintura, acariciaron tu espalda y  se introdujeron dentro del elástico del pijama. Dentro de él, mis manos palparon tus nalgas, lascivamente, provocando que el tejido descendiera mostrando tu erección.

El verte así me resultaba irresistible...deseaba descubrir el tacto de esa fuente de calor entre mis manos...apenas la rocé con la palma cuando empezaste a suspirar.
Para tu sorpresa, esa lengua juguetona que tanto te había fascinado ya estaba probándote como si del helado de chocolate belga se tratara...y poco a poco mi boca iba degustando el maravilloso postre que el destino me había preparado...a la vez que tu deseo se acrecentaba tanto física como anímicamente...que se hacía presente a través de tus cuerdas vocales...

Tu excitación necesitaba explotar, sin embargo, te retiraste de mi boca...
Tus dedos deseaban descubrir mi humedad...mi cuerpo volvió a recostarse en la cama...te inclinaste sobre mi...tus labios acariciaban  y atrapaban mis senos, mientras comprobabas el caudal de mi río interior, tu boca se unió a la mía como un imán.

Alargué mi mano buscando la tuya y la puse encima de ella bailando las dos en mi geografía...
Sin decir nada, tus dedos se retiraron dejando solos a los míos...y mirándome a los ojos, me susurraste: "Continúa acariciándote"...

Me dejaste tumbada en las sábanas y tú te colocaste entre mis piernas, observando ensimismado como me acariciaba, mis dedos jugaban ansiosos en la isla de mi océano, mientras, mi otra mano recorría los pétalos de la orquídea que preceden a mi interior, introduciéndose, en él, febriles mariposas que libaban el dulce néctar...

El hecho de que me miraras acrecentaba mi excitación.... entre suspiro y suspiro, entre movimiento sísmico y movimiento sísmico dentro de mi cuerpo...el deseo de tenerte en mí era insoportablemente mayor...lo que produjo que de mi ser estallara el primer orgasmo.

Sentí tu piel ardiendo en la mía, te tendiste suavemente, nuestros pechos se tocaban.
Tus labios lentamente se posaron en los míos, mientras tus brazos me rodeaban....sentías aún mi respiración agitada y mi pulso totalmente desbocado...
Nuestras geografías comenzaron a explorarse en el interior, danzando una agitada y placentera melodía interrumpida a intervalos por la sed de besos.

Llegando al clímax, nuestros cuerpos se retorcieron por la tensión que nuestros movimientos produjeron, para posteriormente sentir el fin de la tempestad.
Con tu cabeza en mis senos, relajados nos dormimos.

Comentarios

Eros ha dicho que…
Maravilloso y excitante relato.
Anónimo ha dicho que…
Maravilloso! Me he trasladado a ese vagón!

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