UN DULCE ATARDECER



Nos encontrábamos en una escondida cala, sentados al borde de una de las rocas que estaban más cercanas al líquido elemento...el océano estaba en calma y las mínimas olas que había acariciaban, haciéndonos cosquillas, nuestros pies...
Tú me abrazabas, tu pecho me cobijaba de la brisa marina, mis manos reposaban encima de las tuyas acariciándolas y tus besos en mis mejillas, en mi cuello y en mi nuca, me daban el calor que me faltaba debido a la frescura propia del atardecer.
El mar se teñía del color dorado proporcionado por el sol al esconderse en el horizonte.
Observábamos ese paisaje en silencio...escuchando todo el ambiente sonoro que nos rodeaba, al mismo tiempo que percibíamos las sensaciones que nuestros cuerpos nos proporcionaban: nuestras respiraciones cadenciosas y relajadas, el pulso rítmico de nuestros corazones y el perfume salino y dulzón de nuestra piel...
Me giré acercándome a ti....nuestras miradas, de color verde y de un cálido marrón, se mantuvieron suspendidas, hablando por si solas....sobre el deseo...
Tus manos dulcemente se apoyaron en mi rostro y tus labios comenzaron a acariciar lenta, pausadamente los míos....como si quisieran aprenderlos por completo para  nunca olvidarlos...mientras yo me dejaba llevar respondiendo de la misma manera...recorriendo la suavidad de tu boca...memorizando el tacto y el sabor de tus besos...totalmente extasiada...
Vestía únicamente un conjunto de baño de dos piezas...la yema de tu dedo índice acariciaba  mi nuca de arriba hacia abajo provocando que me estremeciera...
Sin dejar de mirarnos...tus manos desataron suavemente el nudo que rodeaba mi cuello, al igual que las tiras de mi espalda...dejando mis senos al descubierto...
Despacio, delicadamente al igual que una pluma que acaricia la piel...tus labios, como una mariposa, se posaron en las rosadas flores de mi pecho para extraer de ellas su néctar en forma de pequeños suspiros que se escapaban de mi boca...
Las alas de tus dedos recorrían con extrema suavidad mi cintura, mi cadera y mi vientre...mi cuerpo respondía como si en ellos hubiera fuego.
Sin embargo, un fuego muy intenso era el que estabas avivando en mí a través de tus mimos pausados que me estaban volviendo loca; un verdadero incendio que necesitaba ser apagado...
Entre la nube de tus caricias.....los lazos de mi pieza inferior se deshicieron entre mis dedos, cayéndose en la toalla en la que estábamos...
Mi mano derecha ascendió por uno de mis muslos, acercándose a mi ingle...
El calor de mi humedad era cada vez mayor conforme me acercaba a ella...
Estaba de rodillas frente a ti...totalmente desnuda.
Tus ojos me observaban sorprendidos, a la vez que excitados...el verme así resultaba increíblemente irresistible para ti....
Me perdí de nuevo en el fuego de tu mirada...una de mis manos se escondió entre mi humedad ardiente...
y mientras, la otra acariciaba lentamente uno de mis senos.
Te di a probar, con mis dedos, la ambrosía que manaba de la fuente del placer...,  que  posteriormente volvieron juguetones a mi clítoris totalmente erecto e inflamado...
A los movimientos circulares en el centro de mi disfrute...se unieron los de mi cadera, como si de una danza sensual se tratara...bailando al  ritmo de una melodía de suspiros.
Conforme mis sensaciones corporales se intensificaban...la necesidad de tenerte dentro de mí era mayor...sin embargo, fueron, los tentáculos digitales de mi mano, los que simularon tu sexo en mi interior...
La tensión en mi cuerpo debido a mis caricias íntimas  provocaba excitantes convulsiones...lo que hacía que mi ser se arqueara hacia atrás y mi voz se elevara en gemidos al llegar al orgasmo.
Te acercaste a mí para unirte en un dulce abrazo....en mi piel sentía tu ardiente volcán a través de tu bañador el cual acaricie por encima de la ropa, respondiéndome tú con un ahogado gemido, tus pezones erguidos en mi pecho...y tus besos me decían que me deseabas aún más.
"Túmbate", me susurraste y tus brazos dejaron mi espalda reposada en la toalla...
Me quedé tumbada dejándome adorar lentamente a través de las yemas de tus dedos y de tus labios...desde mis pies hasta mi corto cabello... percibiendo tu dulzura y tu ternura mezclada con tu pasión...haciéndome sentir en el paraíso.
Mis ojos permanecían cerrados...inundándome con tus caricias en mis costados, en mi cadera, en mi cintura...
Tu aliento volaba travieso en mi vientre y descendía hacia la sensible piel del interior de  mis muslos...
De repente, una oleada húmeda en las puertas de mi interior, me hizo estremecer...tu boca atrapaba la perla de mi tesoro, activándola mediante tu lengua juguetona...
Tanto era el placer que me proporcionabas que mi manantial no tardo en manar para que bebieras de él.
Me fui incorporando poco a poco...agradecida me acerque a ti...incliné mi cabeza, posé una mano en tu cuello, el cual acaricié suavemente haciéndote sentir agradables cosquillas, mientras mis labios se sumergían en los tuyos.
Mis dedos rozaban tu suave espalda de abajo a arriba, mientras me abrazabas.
Sentía tu deseo en mi piel desnuda...me deshice suavemente del traje de baño que aún llevabas puesto, acompañando el movimiento mi cuerpo con el descenso de tu ropa...
Me cogiste de la mano... y acercándote a mi oído me susurraste: "Acompáñame al agua".
Descendimos de la roca en la que estábamos...nuestros pies tocaban la húmeda arena y nos introducimos en el mar...
Abrazados sentíamos el bamboleo de las delicadas olas...nuestras bocas se acariciaban al ritmo del océano...
Tus dedos, como náufragos en una tempestad, llegaban exhaustos a las islas de mis senos... mientras tanto mis labios secaban las gotas de agua de los lóbulos de tus orejas, de tus hombros, de tu cuello, de tu pecho...
Las serpientes de mis piernas se enlazaron en tu cintura, las palmas de tus manos se posaron fuertemente en mis nalgas...nuestros sexos se rozaban buscándonos....tus dientes mordisqueaban mi cuello, mi lengua te lamía...entre tanto suspiros de placer se escapaban de nuestras gargantas.
En un vaivén de nuestros cuerpos...tu fuego se introdujo poderosamente en mí...mi  abdomen se arqueaba al sentir tu embiste...nuestros baile al son de las olas se volvió una gran tempestad con los truenos de nuestros gemidos...
Te sentía cada vez más  tenso conforme te ibas acercando al clímax...mi cuerpo te acompañaba dándote mis pezones para que los mordieras, las uñas en tus hombros y tu espalda...
Mi centro del placer se cerraba para que tu incendio no se escapara....sentías mis convulsiones de mi  interior... sintiéndome inundada de ti cuando ambos llegamos al orgasmo.

Comentarios

Teseo ha dicho que…
Intenso y excitante relato.

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