¿UN JUEVES CUALQUIERA?



Suena el despertador, son las 7 y cuarto de la mañana...el día se prevé dentro de la rutina...trabajo y poco tiempo libre....pero al menos la mañana es luminosa y eso me da energía...

Después de una ducha...me visto....y me dirijo hacia la estación y cojo el autobús que me llevará a mi trabajo.
Durante el trayecto, cierro mis ojos....mi mente evoca una sensual voz masculina..."hace tiempo que no sé de él",  simplemente fue un fugaz pensamiento.
Llego a mi destino, entro en una cafetería...desayuno.

Me dirijo a mi oficina....me siento delante del ordenador y comienza mi rutina laboral.
De repente mi móvil emite la singular melodía que indica la llegada de un mensaje...
"¡Hola, cielo! Estoy cerca de tu trabajo. Te invito a tomar café."....Era él...Al instante mi pulso se aceleró...no me creía que estuviera a unos metros de mi...quería ir, pero mis obligaciones me lo impedían...sin embargo, pulse su número para contestarle a la invitación...y de nuevo escuche su voz...cada palabra era como un beso en el cuello, como una caricia en un lugar prohibido...y sin querer me iba excitando cada vez más....

Consigo tenerle hasta la hora del descanso del café...a cambio de que le entregara una prenda íntima en la cita.
El deseo era aún mayor...aquello me producía muchísimo morbo...pero el tiempo de nuestro encuentro iba a ser mínimo....así que quise que se quedara hasta la hora de la comida y entregarle la pieza de mi ropa interior en ese momento.
Llego mi descanso....aunque la temperatura del exterior era agradable, me puse el abrigo.

Me dirigí al lugar de la cita, dos besos y una conversación poco transcendental...al tiempo que sus ojos color avellana se clavaban en los míos y me desnudaban como si de unas manos invisibles se trataran...


Al final del café, sus labios reclamaron su "premio"...."Quiero negociar", dije entre risueña y provocadora...."Quédate a almorzar", le sugerí...
Él accedió...me esperó en su coche....y nos dirigimos a un restaurante...
Sus ojos ardían, aún continuaban deslizándose entre mi ropa intentando descubrir cómo sería mi cuerpo desnudo...

"¿Negociamos?" dijo él con una sonrisa en los labios...
Se acercó a mí, me tomó la mano y me susurró "Vamos al baño"...
Bajamos las escaleras....y nos perdimos entre las puertas del lavabo....
Sus manos actuaron rápido...me desnudaron con maestría...fue directamente a mi humedad, que al notar sus dedos, se convirtió en un torrente...que posteriormente bebió...teniendo como fondo sonoro mis susurros, mis suspiros y mis gemidos.
Mientras me acariciaba sus labios se acercaron a los míos, su lengua se introdujo en mi boca jugando con la mía e incrementando mi deseo.

Mis manos querían acariciar su fuego...primero sobre pantalón y más tarde sentir su piel...
Me deshice, nerviosa,  de su cinturón... Abrí el cofre que contenía tan deseado tesoro... lo acaricie con las yemas de mis dedos...mientras nos besábamos. Su tacto era contradictorio, suave, su piel; ardiente, su temperatura; y firme su complexión...
Quería degustar tan delicioso dulce....la palma de mi mano rozó la cumbre de su sexo, posteriormente la nube de mi boca fue quien la humedeció...haciendo salir de sus labios melodías de placer...mis labios lo acariciaron lentamente...con suavidad en un principio....

El objeto ardiente deseaba cada vez más, introducirse, con velocidad progresiva, en la cueva de mi boca....como si fuera los movimientos sísmicos que anuncian la erupción de un volcán.
Los placenteros y dulces rugidos de un Vesubio a punto de expulsar la lava, eran cada vez más intensos, hasta que su fuego líquido derramado en mi bóveda sonora lo terminó por calmar...

Inmediatamente, una de sus manos, como un veloz pájaro, se sumergió en mi océano...desatando en mí una maravillosa tempestad...
Me abrazó, rodeándome con uno de sus brazos, mi cabeza estaba apoyada en su hombro...sentía su dulce perfume, su respiración y la calidez que desprendía su cuerpo...a la vez que mi oído se sentía excitado por sus susurros.

Las olas de mi placer fueron incrementándose cada vez que sus dedos insistían en el epicentro de mi agitación....hasta que mi tormenta llegó a su culminación.
Nos besamos de nuevo y salimos de nuestro improvisado nido ardiente como si no hubiera ocurrido nada...
Subimos al coche...me acercó caballerosamente  de nuevo a la oficina...pero antes de salir, en vez de dos besos en la mejilla....sus ojos se clavaron en los míos, su mirada se desvió a mis labios, su mano descansó en mi nuca, se aproximó a mi y me regaló un apasionado beso que posteriormente se convirtieron en dos...
Aún no había salido de mi asombro, cuando al oído me susurró: "Deseo volver a verte".

Comentarios

Laura ha dicho que…
Ayssss!!!! Lo que puede llegar a provocar una voz bonita. Me encanta tu blog. Saludos.

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